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FLAMENCO

A mitad del siglo diecinueve,  como cruce de diferentes culturas: crótalos griegos, jarchas mozárabes,  cantos gregorianos, romances y seguidillas castellanas, cantos sefardíes,  sonidos negros, folclore del norte, músicas de ida y vuelta con América  y el orientalismo del pueblo Gitano, se mezclan para dar lugar a un nuevo estilo musical que llamamos FLAMENCO. Se expresa principalmente mediante el Cante, el Toque y el Baile, contando con diferentes palos o estilos, que forman el complejo árbol genealógico del Flamenco.

1846 será el año en que por primera vez se tiene testimonio escrito, como tal, de este nuevo género musical. En la novela, “Escenas Andaluzas”, Serafín Estébanez,  hace un retrato costumbrista de la Andalucía de la época, donde por primera vez se empieza a hablar de los cantaores gitanos: “el Planeta” y “el Fillo”, citando explícitamente que ese estilo musical tiene el nombre de Flamenco,  quedando así para la historia.

Fechada en el mismo año, 1846, es la carta que escribe Prosper Mérimée, autor de la novela: “Carmen”,  a la condesa de Montijo, durante su visita a Barcelona:

“Ayer vinieron a invitarme a una tertulia con motivo del alumbramiento de una gitana. Nos encontramos unas treinta personas en una habitación. Había tres guitarras, y cantaban a voz en grito, en caló y catalán… “

Como podemos apreciar, desde que se tiene constancia escrita que existe el Flamenco, Barcelona está conectada en esa frecuencia musical. Si comparamos los testimonios de Estébanez y Mérimée, encontramos los mismos elementos: el cuarto, el grito, las guitarras,  el único que los diferencia es el idioma utilizado,  en Barcelona, se usan dos idiomas diferentes al castellano, el calo y el catalán.

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